Los Requisitos de Entrada en el 5º Reino de la Naturaleza

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Los Requisitos de Entrada en el 5º Reino de la Naturaleza. Barcelona, 1 de enero de 1976

La cuarta dimensión, por no tener datos objetivos, constituye un enigma para la humanidad.

La ciencia está tratando en la actualidad de penetrar el misterio de la cuarta dimensión.

Esto significa que, en un universo septenario como el nuestro, en el cual existen siete misterios a desarrollar o, a comprobar, estamos solamente hurgando en el misterio de la cuarta dimensión, que todavía tiene su origen en el mundo físico.

Puede ser que sea una prolongación etérica del mundo físico; la ciencia no ha penetrado todavía dentro de esta magnitud de dimensión.

Tengo también que repetir, como siempre lo hago, que, conversación esotérica, derivada de esoterismo, significa que todo cuanto podamos desarrollar como idea fundamental, como idea intelectual, que es como debemos hacerlo, habrá un sinnúmero de razones que no podrán ser comprobadas y que, por lo tanto, se exige al que está escuchando, una dosis de intuición o, al menos, de una sincera y bien educida e inteligente duda, para no aceptar ciegamente cualquier cosa que se le presente, pero tampoco para negar a priori todo cuanto se pueda decir por el sólo hecho de que el intelecto no puede registrarlo.

Es decir, habremos de investigar científicamente –y esto pertenece al equipo mental de cada uno de nosotros– todo cuanto vayamos desarrollando, teniendo en cuenta que la conversación esotérica se inició hace muchos meses y se prolonga, va continuando.

Es un discurso con muchas palabras y cada palabra pertenece a un mes.

Por lo tanto, hago hincapié siempre en una pequeña reproducción de lo que se dijo en el mes anterior, para poder seguir un poco más claramente lo que se pueda ir diciendo ahora.

El tema del pasado mes era sugestivo y, al propio tiempo, inspirativo; por tanto que tenía que ver con la idea de ir hacia un quinto reino de la naturaleza.

Si aceptamos que nuestro universo es septenario –y eso después lo vamos a analizar–, hay que darse cuenta que el hombre que pertenece a la cuarta raza y al cuarto reino, debe forzosamente sentir dentro de sí el estímulo evolutivo que va desde el reino mineral y va ascendiendo de reino en reino, hasta hundirse en las profundidades de lo eterno, siendo lo eterno, en este caso, allí en donde nuestra mente no puede penetrar.

Porque nuestra mente intelectual es finita porque está relacionada también con el mundo físico.

Por lo tanto, nos faltan todavía muchas células a desarrollar en el cerebro y muchas parcelas de la mente donde desarrollar, también, nuestro intelecto superior o, si ustedes lo prefieren, nuestra mente abstracta.

Hacia el quinto reino, llegamos a la conclusión de que si realmente la evolución es un hecho en la naturaleza, y que todo va progresando hacia este centro omega –del cual nos habló Teilhard de Chardin–, siendo todavía esta idea empírica un centro en el universo hacia donde tiende todo ser humano, todo propósito de ser y de realizar, tiene que encontrarse constantemente con el peligro del intelecto, que no se decide todavía a penetrar en el misterio de este quinto reino, del cual vamos a hablar y al cual nos referiremos de hoy en adelante.

Así, si admitimos la evolución y que el reino mineral, por una transformación alquímica de la naturaleza, da vida al reino vegetal y, si este da vida al animal, y el animal se convierte con el tiempo en un ser humano, hay que admitir, lógicamente, que a partir del cuarto reino, existe otro reino de la naturaleza.

Quizá será este reino, al cual Cristo definió Reino de los Cielos, posiblemente será así, en cuanto que no tenemos ninguna nota descriptiva y objetiva donde apoyar nuestro intelecto actual.

De esta manera, siguiendo la ley evolutiva, vamos a tratar de investigar lo que es este reino y, cómo vamos a introducirnos en este reino, siendo el tema de la conversación de hoy los requisitos o la ley selectiva que permite penetrar en el quinto reino de la naturaleza.

Este quinto reino tiene que ver, precisamente, con el dominio absoluto de ciertas dimensiones todavía en estado de latencia dentro de nosotros, significando con ello que falta todavía un gran espacio dentro de la mente que descubrir y, también, dentro del corazón, donde todavía no hemos destilado el propósito de vida necesario para poder investigar más allá del intelecto.

Todo cuanto sea más allá del intelecto, allí donde forzosamente debemos perdernos porque es nada, al menos se registra como nada en el intelecto, por falta de pruebas, por falta de registros, por falta de evolución mental.

Entonces, hay que evolucionar en otro aspecto y, el aspecto que vamos a investigar es el intuitivo, teniendo en cuenta que, actualmente, la sociedad tal y como está constituida, tiene que cambiar forzosamente por dos motivos principales:

  • primero, porque existe la ley de evolución.
  • segundo, porque el propósito del ser humano no puede detenerse en ningún momento de su existencia y que tiene que prolongarse constantemente, renaciendo de sí mismo constantemente, como el Ave Fénix de la fábula.

Porque, realmente, todo cuanto vayamos analizando en esta dirección, en este aspecto, no es ni más ni menos que seguir algo natural, algo que se ha realizado siempre, pero, que nosotros, quizá porque es una cosa tan natural, no le hemos prestado la debida atención.

Hay muchos hechos en la naturaleza que no tienen una descripción posible.

Por ejemplo, el misterio de que ustedes pueden escuchar mis palabras. No se ve nada, ustedes registran simplemente, la vista no puede registrar lo que registra el oído.

Entonces, si hay cosas que del mundo físico no podemos dar una explicación, como, por ejemplo, ¿podemos dar la definición exacta de un color?, ¿estamos realmente capacitados para decir la diferencia que existe entre el color blanco y el negro o, entre el negro y el azul y el verde?

No es falta de elementos de juicio, estamos dentro de la infancia todavía de lo que es la investigación del quinto reino.

Y, dentro de este quinto reino, existen forzosamente las dimensiones del espacio y, en este punto de vista de que nuestro universo es septenario, hay que indagar siempre hacia delante, sin temor y, dejando que las espirales de nuestra mente se vayan perdiendo en el espacio sideral, de la misma manera que una columna de humo que negro y denso al principio, se va extendiendo en el espacio hasta que, aparentemente, llega a formar parte del propio espacio.

Pues es esto lo que se precisa en la Nueva Era, en esta era de tremendos cambios psicológicos y sociales en la humanidad, en la que podamos realmente sentirnos inflamados de un propósito de ser y de realizar, que se escape, por ética, por intención, por poder, de lo que es habitual, de lo inmediato y, entonces, proyectar la mente hacia la lejanía, hacia la perspectiva más lejana, para escuchar allí el más lejano de los gritos que nos están hablando de compasión, misericordia social, lo cual, prácticamente, es todavía inexistente en la Tierra.

Así que, no solamente la investigación tiene que tener un aspecto científico, sino que tiene que ser una investigación de ética, de moral, de interés por saber qué es lo que realmente estamos buscando y, por qué este sentido proyector hacia adelante.

Sencillamente hay un polo positivo de gran atracción, un gran protón central, diría yo –quizá sea este el sentido que le da Teilhard de Chardin al centro omega–, que atrae a toda la humanidad hacia aquel punto, un punto inconcreto, hipotético, que sólo existe dentro del propósito, y cuando este propósito todavía no tiene una objetividad perfecta, no puede ser tratado como una investigación científica.

Hay que dar un amplio margen a la intuición y, esto es lo que quisiera que ustedes tuvieran en cuenta cuando estamos conversando: que hay que dar margen a la intuición y que todo cuanto el intelecto se resista a admitir, el hecho de que exista una razón más profunda que permita la atención sin pensar, sin detenerse, sin resistencia, para ver dónde podemos llegar.

Porque, naturalmente, si hablamos del quinto reino y si hablamos del paso obligado que hay que dar y, si estamos diciendo que, ahora, en los albores de esta Nueva Era, la humanidad no puede admitir ya ciertos tópicos del pasado, hablamos, en realidad, de que no puede apoyar su razonamiento simplemente en la mente intelectual, sino que tiene que ascender constantemente y, sin detenerse en ningún momento hacia estas zonas aparentemente desconocidas, pero que en ciertos momentos pueden ser captadas por la intuición.

Entonces, también, dejaremos dentro de nuestra mente, de nuestro cerebro y en las parcelas más ocultas del corazón, unos espacios vacíos que podrán ser llenados con la nueva fuerza que iremos invocando.

Así que, siempre tengo interés en decir: todo cuanto ustedes no puedan penetrar intelectualmente, dejen que sea el corazón el que vaya siguiendo la idea.

De esta manera, seguramente, verán cómo algo se produce, porque, aunque realmente me esté apoyando en datos científicos, el lenguaje tiene que ser forzosamente abstracto, porque solamente es así como podremos comprender las cosas elevadas que pertenecen a otra dimensión superior.

Fíjense bien, solamente, en el aspecto septenario de nuestro universo pasaremos, simplemente, un poco por encima.

Hay que admitir, tal y como nos dice el esoterismo, que nuestro sistema solar es solamente la séptima parte de un sistema cósmico.

Que un sistema cósmico está constituido por siete sistemas solares, que cada uno de los sistemas solares está constituido por un esquema planetario, el cual a su vez se divide en siete planetas, sagrados, centros, digamos, de esta fuerza invicta, tremenda, espiritual, que jamás puede detenerse porque está en la raíz del nacimiento del universo y que, seguramente, persistirá después de la extinción del universo.

Hay que admitir, también, que todo cuanto de fenoménico tenga que ver con esto, tendrá forzosamente que ser también septenario.

Así el hombre es un septenario y así analizaremos al hombre desde arriba para llegar a glosar, finalmente, lo que puede llegar a ser este hombre en el momento actual y lo que puede ser cuando esté, precisamente, en la séptima subraza de la séptima raza.

Ahora estamos, precisamente, en la quinta subraza de la quinta raza y, naturalmente, esto será, no porque lo digamos, sino que es que lo admite la ciencia hoy día.

Fíjense bien, solamente un esquema solar con siete esquemas planetarios, con doce planetas, de los cuales solamente conocemos diez: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Vulcano y Plutón.

Sin esto, diciéndonos también, que de todos estos, solamente hay siete que son sagrados, es decir, que constituyen la vida de paso de siete energías, las cuales pueden conocer, aquellas personas que estén interesadas en el descubrimiento de la analogía que existe entre la religión y la ciencia, escuchando, leyendo, investigando en la Biblia, cuando se nos habla de los Siete Espíritus ante el Trono de la Divinidad.

Este siete es fundamental, porque lo encontramos también en los Siete Rishis del hinduismo, en los Siete Jacobeos, también, de la religión egipcia, todo lo tenemos siempre predestinado.

Por qué son siete días, por ejemplo, por qué los siete espíritus ante el trono, los siete rayos, los siete planos del sistema solar, las siete dimensiones del espacio, los siete planetas sagrados, los siete reinos de la naturaleza –de los cuales solamente conocemos cinco–, los siete chohanes o señores de rayo, las siete iniciaciones, los siete yogas o senderos para llegar al quinto reino –del cual nos ocuparemos precisamente–, los siete chacras, los siete centros etéricos, las siete glándulas endocrinas, los siete días de la semana, cada cual regido por un planeta, como ustedes saben.

Los siete colores del espectro solar, las siete notas musicales o sonidos creadores, de lo cual nos ocuparemos el próximo mes, hablando de los mantras y del poder de los mantras, en lo que llamamos magia, y los siete tipos psicológicos humanos, todos los cuales intervienen en la política, en la filosofía, en la ciencia, en el arte, en la religión.

    • 7 sistemas solares
    • 7 planetas sagrados
    • 7 rayos
    • 7 Rishis
    • 7 Jacobeos
    • 7 días
    • 7 espíritus ante el trono
    • 7 planos del sistema solar
    • 7 reinos de la naturaleza
    • 7 choanes de rayo
    • 7 iniciaciones
    • 7 yogas o senderos
    • 7 centros etéricos
    • 7 glándulas endocrinas
    • 7 colores
    • 7 notas musicales
    • 7 tipos psicológicos humanos

Todo cuanto significa una actividad del hombre está regida, precisamente, por uno de estos tipos.

Es decir, que nos encontramos con siete tipos psicológicos dentro de la humanidad siguiendo idéntico propósito, siendo este propósito el deseo de penetrar en el quinto reino.

De no ser así, la evolución se paralizaría.

Todo cuanto estemos investigando en la actualidad tiene que ver, precisamente, con la entrada de este reino.

El mes pasado, hablamos de escuelas esotéricas que se dedicaban exclusivamente a entrenar a todas las personas preparadas, para penetrar conscientemente en este quinto reino de la naturaleza.

Hablamos de los ashramas de la Jerarquía como los vestíbulos de la Casa Padre, tal como se dice también en el libro de los sabios, este libro fundamental que se llama el Libro de los Iniciados y que, partiendo del más moderno de los Vedas, el Upanishad, y cuando, en uno de aquellos pasajes memorables del Bhagavad Gîta, se nos habla de Krishna y Arjuna, también se nos habla de los siete ángeles que protegen a Arjuna, cuando está inspirado por Krishna.

Entonces, esto, tiene forzosamente que hacernos pensar que estamos ante una modalidad nueva buscando constantemente las vías de acceso a este reino de la naturaleza.

Así que, tal como aparece la humanidad, buscando, ya, la superación, dentro de las características humanas, vemos que existen personas corrientes, que existen dentro de la gran profusión de seres humanos, unas personas que están más imbuidas, o más caracterizadas por un espíritu de investigación concreto y otras que buscan la superación en el mundo divino, abstracto o místico.

Esto no importa, porque dentro de un ashrama, dentro de un grupo de selectividad de la Jerarquía, existen precisamente personas de ambos tipos de rayo, los cuales tienen que ver con el camino individual para penetrar en este reino al cual nos estamos refiriendo.

Vamos a analizar el asunto de una manera sistemática.

La gente preparada de la humanidad, ¿cuáles son?…

  • ¿Los intelectuales?
  • ¿las personas cuya ética es el servicio creador?
  • ¿los artistas?
  • ¿los políticos?
  • ¿los científicos?
  • ¿los psicólogos?
  • ¿los filósofos?
  • ¿o los economistas?

Todos tienen su razón de ser, porque pertenecen precisamente a unas de estas siete ramas de la psicología, que permite que, a través de este antakarana, o de este hilo de luz que va de su mente y de su corazón hacia arriba, llegue un día a conectarlo con estos puntos de luz que están dentro del quinto reino.

Así que, cuando hablamos de ashrama –ashram, su nombre sánscrito–, significa que existe una proyección sistemática, o una línea de acceso que va del hombre, o del corazón de la mente del hombre, hacia la divinidad.

Pero tengamos en cuenta que, por otra parte, existe una respuesta constante de la divinidad hacia el hombre, estableciéndose así, un núcleo de unión constante que cada cual hará más penetrante o más débil, o más fuerte, dependiendo de su propósito de vida y hasta el punto en que, dentro de su corazón ha desarrollado el secreto del propósito de la vida.

Llegados a este momento, así, vemos que todos tenemos nuestro lugar en una escuela esotérica, en una escuela de preparación para los misterios, lo cual parece que sea perteneciente al pasado, pero la verdad, siempre ha actuado, y siempre ha habido hombres que han superado las características humanas y han penetrado en el quinto reino.

Tenemos indicios de estos seres que han penetrado en este reino y son los que, precisamente, están rigiendo ocultamente todas las escuelas esotéricas del mundo, del cual las escuelas conocidas –quizá esta sea una– están llevando su participación activa.

De momento podemos decir, que cada uno de nosotros está capacitado, dentro del nivel actual de capacitación técnica o de capacitación moral, para tomar en su poder uno de esos rayos para penetrar en este punto inmarcesible de contacto, este antakarana de luz.

Y un ashrama es, precisamente, este centro o este espacio vacío, dentro del cual debemos penetrar cuando el vacío no nos afecte, cuando no sintamos el temor de dejar el intelecto a un lado y que podamos investigar con el corazón libre y la mente desahogada en otras dimensiones.

Ustedes se extrañarán, quizá, que hablemos de siete dimensiones del espacio, pero es que, realmente el espacio, tal como lo concebimos de acuerdo con los principios de analogía hermética, solamente puede contener siete dimensiones, por cuanto existen siete razas a desarrollar con sus características subrazas cada una, y que cada cual tiene sus propios tipos raciales -cada cual evolucionando en uno de esos tipos.

Nosotros, que pertenecemos a la quinta subraza de la quinta raza y que, según se nos dice, estamos en la cuarta cadena de una de estas grandes espirales, quizá en este cinco de la quinta raza y en esta cuarta ronda, se halla el misterio del nacimiento del hombre, los nueve meses, pero no es esto el tema de hoy.

Penetrando audazmente en el terreno, digamos, de la búsqueda, vemos que existen aspirantes de todos los grados –hablamos en sentido espiritual–.

Vemos que existen discípulos, dando el nombre de discípulo, no en el sentido que se ha dado en el pasado, circunscribiendo el término discípulo a aquellos doce que, según se nos dice, fueron los que establecieron en el reino el dictado o la doctrina de Jesús de Nazaret.

Vamos a decir que todo hombre es un discípulo porque todo hombre está capacitado para aprender y que todo hombre es, al propio tiempo, un maestro que puede ayudar a otra persona.

De esta manera, aquella persona a la cuál podemos ayudar será nuestro discípulo en aquel momento dado y, nosotros, a su vez, seremos discípulos de un maestro que nos informará de algo superior.

Y ahí se basa la evolución, precisamente, en esta escalera misteriosa de Jacob, que va desde el reino mineral hasta Dios sabe dónde, hasta donde la mente se pierde, debe perderse aquí.

De los tipos de discípulos, habrá muchos grados.

Dentro de la ciencia, por ejemplo, habrá muchos científicos, pero siempre habrá científicos cuya mente será más aguda, más penetrante, más profunda que otros.

Lo mismo pasará con la filosofía, lo mismo pasará con la economía.

Siempre habrá personas más capacitadas que otras.

Pues bien, supongan ustedes que ascendiendo por estos centros o estos círculos concéntricos, en número de siete, penetrando audazmente en la etapa que hacemos dentro del interior, con un previo vacío, llegamos a ser conscientes de algo más que conocemos ahora, entonces, técnicamente, nos hemos introducido en un misterio.

Y este misterio tiene el nombre esotérico de iniciación.

Para llegar a ser un iniciado –que forma parte de la escuela de misterios– hay que haber pasado por varios grados, de la misma manera que existe el párvulo y existe el hombre que está en la universidad.

Existe un proceso de enseñanza, pero, así como la enseñanza que se da en las universidades o en los centros de enseñanza, tiene un cariz solamente intelectual, cuando se trata de una escuela de misterios, se le exige al aspirante a los misterios, no solamente una mente aguda y penetrante, sino un corazón capaz de desarrollar el aspecto sentimiento o, la sensibilidad requerida, para convertirse en un elemento activo dentro de la sociedad, en un fermento social de redención, sin llegar a ser un mártir, como estamos viendo constantemente.

Porque no todo es la precipitación de hechos kármicos que inciden, en un momento dado, en la historia de cualquier país del mundo, sino que también es una progresión sistemática que, una vez se ha iniciado –cuando técnicamente decimos, se ha introducido en la corriente– esta corriente ya no puede volver hacia atrás.

Va hacia adelante y, se llama: la gran corriente iniciática, que va penetrando planos, dimensiones y reinos, siendo cada vez más consciente de sí mismo como factor social y, como entidad psicológica.

Teniendo en cuenta que todo esto que estamos diciendo es un hecho que sucede aquí y ahora, y que no hay que darle un tamiz de misterio al hecho de que podamos asegurar que existen en la humanidad, en el momento actual, como las hubo en el pasado, personas que conquistaron la gloria del quinto reino.

Es, quizá por esto que estamos informados de que existe un quinto reino.

Después, viene el principio hermético de correspondencia, o de analogía, que nos dice: “pues bien, si igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba; y, si el hombre es la reproducción exacta, aunque en miniatura, del gran macrocosmos, entonces, lógicamente, tenemos que admitir que estamos evolucionando hacia una constelación superior, dentro de la psicología a la cual no estamos habituados”.

De ahí el tremendo cambio que debe operarse en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Debemos sentirnos inflamados por el poder del Verbo y, al mismo tiempo, ser capaces de poder desarrollar intelectualmente este Verbo.

Esto significa, que tendremos que educir, no solamente la intuición que nos conecta con el centro más profundo, o con el Sancta Sanctorum del corazón, sino que tenemos que tener un intelecto capaz de reproducir estas ideas arquetípicas y poder entendernos con cualquier persona de no importa qué tipo psicológico.

Y a esto se le llama sabiduría.

Solamente conocemos un estadio, conocemos el conocimiento y algo de comprensión, pero nos falta la sabiduría.

La sabiduría que tiene que ver con la oportunidad de saber desarrollar intelectualmente el valor de una idea cósmica, o de una idea abstracta o de una idea arquetípica, porque, según tenemos entendido, existe una ley de arquetipos, y cada uno de esos arquetipos son aquellos que nos están impulsando hacia adelante.

Es lo que dijimos una vez: si rompemos una vasija en mil pedazos, en cuatro mil pedazos, cada uno de los pedazos tendrá una conciencia de pedazo más el recuerdo de una totalidad.

Es decir que, la teoría del Dios Inmanente y el Dios Trascendente se halla oculta en esta idea, de que tenemos la idea, primero, de separación –el yo inmanente–; tenemos, también, una idea superior de aquella realidad de la cual formamos parte, de aquel Dios que nos informa internamente, y, entonces, tenemos, ya, el Dios Trascendente, o el Yo Trascendente, si lo hacemos en sentido psicológico.

De manera, que todo cuanto estamos desarrollando en el aspecto de misterio, en el aspecto de ir avanzando hacia delante, hacia los arquetipos superiores, no hacemos sino fusionar constantemente el yo inmanente con el yo trascendente, constituyéndose así, la línea de aquello que Cristo definió, Su Iglesia.

Es decir, que aquí estamos en la Iglesia, siendo la Iglesia el sentido de unión, y no el sentido particularizado.

Así, podemos admitir que todos formamos parte de un propósito en este momento, y que este propósito está galvanizado por el espíritu del quinto reino.

Si no, no estaríamos aquí, y estaríamos quizá en un espectáculo de lo inmediato o estaríamos cavilando con nuestros propios problemas. ¿Se dan cuenta?

El misterio está en todas partes, y la habilidad técnica de reproducirlos también está en nosotros.

Si está todo, ¿qué nos falta alcanzar? Solamente nos falta alcanzar la capacidad de abrirnos a esta fuerza.

Yo creo que cuando estamos muy atentamente investigando, cuando estamos con la mente dentro de una dirección constante, tratando de comprender exactamente el valor de cada cosa, y sin darnos cuenta se hace un vacío, y en este vacío existe una comprensión misteriosa del propósito de la vida y sin darnos cuenta ya estamos penetrando en el quinto reino de la naturaleza.

Es decir, que el Reino de los Cielos está aquí, no hay que buscarlo fuera, se trata de vivir en una dimensión.

Si todas las dimensiones están aquí, entonces, ¿qué falta?, sólo falta abrir la mente un poco más y captar algo de estas dimensiones, las más inmediatas, naturalmente, y proseguir adelante tratando ya de reproducir exactamente la gloria que se agita en esos arquetipos que desconocemos.

Había pensado, también, que sería interesante que mi disertación fuese más corta para que ustedes tuviesen más oportunidad de hacer preguntas, porque nos damos cuenta después que hemos dado una idea base y que el tiempo nos queda corto para poder proseguir investigando en estas cosas.

Así que solamente daré una ojeada de conjunto a lo que quería decirles y vamos enseguida al comentario.

Existen, pues, escuelas esotéricas y, existen personas capacitadas para penetrar a través de estas escuelas en algún tipo de misterio.

Este misterio no es más que la resolución dentro de nosotros de la gloria de la divinidad, y les ruego que acepten el término divinidad no como una expresión típicamente religiosa sino como un hecho científico.

Desde el momento en que el hombre no conoce su causa determinante, que solamente está viviendo dentro de unos efectos particulares, cualquier nombre puede ser bueno para expresar una idea básica.

Me refiero, cuando hablo de Dios, de la divinidad, precisamente llamo así a esa entidad psicológica, en donde, por apreciación esotérica, informa de la totalidad de nuestro universo.

Diciendo esto y, también teniendo en cuenta que estamos progresando cada cual dentro de su propia característica, a través de su propio rayo de poder, a través de su propia característica, buscando su vía de acceso a este reino del cual vamos a discutir, creo que todos tenemos la oportunidad, si es que realmente podemos descubrirla dentro del corazón, para seguir audazmente este camino y llegar un día a penetrar el misterio iniciático.

Ahora son ustedes quienes tienen la palabra.

Interlocutora.— Cuando usted ha dicho lo referente a la vasija, yo hago una meditación, no sé exactamente, como si nosotros fuéramos los trozos de la vasija, para llegar a unir esta vasija, un día, un día unir otra vez los trozos de esta vasija en su sitio. A ver, después he pensado ¿si este protón del que usted ha hablado, podría ser para nosotros el Sol?

Vicente. — ¿Es esto solamente?

Interlocutora. — De momento, sí.

Vicente. —Bueno, hay que darse cuenta que si aceptamos la ley hermética de analogía: igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba, no puede existir una diferencia de base entre un universo, un hombre y un átomo.

Todo tendrá su propia repercusión y su propia analogía.

Por ejemplo, un átomo es un protón con varios electrones, por lo tanto, la idea me parece acertada porque el corazón del átomo está habitado, u ocupado por un protón central, o una serie de protones centrales, y lo demás son electrones que están oscilando, de la misma manera que el Sol puede ser un gran protón central y siendo los planetas los electrones que van girando a su alrededor, a través de sus eclípticas particulares.

Y, con respecto a la meditación de lo que significa un fragmento para integrarse en un conjunto de valores, me parece muy bien que la persona empiece con una técnica muy definida de esta era, de darse cuenta ya no de que es un fragmento sino de que es la realidad.

Desde el momento en que operamos desde el punto de vista “soy un fragmento”, ya estamos limitando la fuerza expansiva de nuestro yo, estamos empequeñeciendo cada vez más nuestro yo inmanente hasta constreñirlo, a través de sus concepciones cerradas y no pudiendo salir afuera ni liberarse de todos esos impedimentos.

Para mí, la resolución está en trabajar «como si» –fíjense bien–, «como si», como técnica, fuese aquello, ya.

La persona que dice: “yo soy un iniciado”, ¡compórtate como un iniciado y demostrarás entonces como si ya lo fueras!

Entonces, el fragmento de Dios que somos cada uno de nosotros, puede integrarse un día en un conjunto mayor.

¿Es que esto significa que nosotros vamos, por el sólo hecho de establecer la técnica de “como si fuese Dios”, a llegar a integrarse con Dios?

Quizá lograremos ampliar el campo de percepción del yo inmanente, quizás, algún día, continuando, quizá, el yo trascendente nos inundará con su paz, con su gloria, con su inteligencia creadora. A esto vamos.

Y de todo lo que significa, por ejemplo, yoga, o meditación trascendental o como sea, no es más que un intento del yo inmanente de reproducirse o de expansionarse en el yo trascendente.

Es decir, que usted está en lo cierto. Hay que buscar una conciencia de unidad más que una conciencia de fragmento.

Dense cuenta, de que todo problema social de la humanidad es porque todos tenemos una conciencia de fragmento y no tenemos conciencia de la unidad que a todos nos lleva adelante.

¿Y cuál es esta unidad? Yo creo que es el propósito de vida; luego, la mente del hombre está predestinada a crear grandes cosas, estas cosas más grandes a las que se refirió el Gran Instructor de la Humanidad.

Pues bien, para mí, el problema es sencillo de expresar, pero muy difícil de realizar.

Es decir, si tengo una conciencia de fragmento sepa que solamente dejando de pensar como fragmento podré realizar la unidad. Para mí es un tremendo desafío.

Pero, ¿es que acaso la humanidad no es un desafío permanente?

Los sistemas sociales, políticos, religiosos, económicos, ¿no son un sistema para obligarnos a discernir, a actuar, a liberarnos? Pues bien, para mí, esto es una meditación, más que encerrarse en un cuartito durante diez minutos pensando que voy a unirme con la divinidad.

Esto, para mí, es pasajero, en cuando el tremendo desafío social es constante; por lo tanto, deberemos actuar con el yoga constantemente, siendo el yoga, simplemente, un nombre que damos a la actitud del yo inmanente que se prolonga hacia el yo trascendente.

Solamente esto y, partiendo de aquí, vamos viendo cómo la vida tiende a formalizarse, a rejuvenecerse, a ampliarse, a adquirir una perspectiva de conjunto y no perspectivas inmediatas, porque lo que afecta al hombre como fragmento, su perspectiva inmediata, sus necesidades inmediatas, mi yo, mi familia, mi trabajo, y los demás no me importan.

Porque, claro, cuando existe la guerra en el Vietnam, o existe guerra en el Congo o existe en Angola, no nos preocupamos mucho.

Solamente nos preocupamos de la violencia cuando está en nuestro país o está en nuestra localidad, y esto es una cosa que debemos registrarla en la mente y saber que hay que empezar por aquí.

Si buscamos la unidad, hay que buscar la unidad total y no la unidad de mi país, o mi localidad, o mi grupo, o mi trabajo, o mi propiedad, mi familia, sino que la meditación, el verdadero yoga es social, no es algo simplemente… de momento, algo hipotético.

Para mí es una realidad que el hombre está encarcelado por su propia mente y sus propias conclusiones, sus propios puntos de vista, todo cuanto signifique para él algo que tiene que ver con él, algo que está apegado a él y él apegado a aquellas cosas y que, solamente es dejando de apegarse, es cuando puede sentir dentro de sí el estímulo creador y convertirse un día en aquello que buscamos tras la técnica de “como si fuese Dios”.

¿Se dan cuenta? Es sencillo de explicar, pero cuán tremendo y difícil es esto de poder realizarse.

Interlocutora. — Si fuera tan amable, me gustaría saber qué diferencia hay cuando decimos: Fulanito de tal es muy religioso o, fulano de cual es muy espiritual, ¿cuál es la diferencia?

Vicente. — ¿El sentido espiritual…?

Interlocutora. — Al religioso.

Vicente. — Bueno, fíjese bien, en los siete senderos de la vida… vamos a definirlos tal como podemos verlos socialmente vienen expresados, son:

      • la política
      • la religión
      • la filosofía
      • el arte
      • la ciencia
      • la psicología
      • la economía

En todos los campos del Departamento Humano, en el cual se expresan estas características, puede haber hombres espirituales y hombres religiosos, porque religión es una derivación del término latino “religare”, unir, compenetrar, no buscar separaciones.

Ahora, si ustedes me dicen: la religión tal o la religión cual, diré: falso, porque todos los hombres buscan la misma cosa, fíjense bien.

Los caminos no importan, igual que los radios, digamos, de un carro, que todos van a un eje, aparentemente están separados, pero todos convergen en el centro.

Y todas las religiones están buscando el Reino de Dios, o el quinto reino, dense cuenta, es el pez que se muerde la cola.

Constantemente vamos al mismo sitio.

Una persona puede ser religiosa y puede ser espiritual al mismo tiempo, porque es lo mismo.

Espiritual viene de espíritu, entonces, espíritu es la inmortalidad, es aquel ser que está en nosotros del cual no sabemos prácticamente nada y se llama Vida.

La vida viene de… no sabemos dónde, pero, la actualizamos, la sentimos y cuando digo: “Yo siento la vida”, estoy hablando del espíritu.

Y cuando digo: “Estoy pensando, estoy sintiendo, estoy investigando”, hablo de la conciencia, me refiero al Alma.

Y cuando estoy actuando y soy consciente de mi actuación, es mi cuerpo el que está actuando.

Ya vemos cómo todo se define en el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo; en Shiva, Vishnú, Brama; o en el Isis, Osiris, Horus, de todas las religiones, porque todo está dentro de este trino esencial.

Lo que interesa, siempre digo lo mismo, es que cada cual se comporte correctamente dentro de la propia religión.

Es decir, podríamos decir, que se comporte leal y espiritualmente dentro de su religión y nunca chocará con otra religión, porque, naturalmente, no buscará el proselitismo, sino que buscará un estado de ser, por sus propias características místicas o religiosas para buscar el quinto reino, el Nirvana, el Satori en el Zen, por ejemplo, o bien el Reino de los Cielos, o el Reino de Dios. Es lo mismo.

Son nombres con los cuales expresamos la finalidad del hombre aquí en la Tierra.

Si no, ¿para qué hemos venido? ¿Se dan cuenta?

Es un desafío constante; ¿para qué hemos venido? Esta es la pregunta, es el ser…

Pues, el hecho de que estén aquí, quizá les resuelve en parte esta pregunta; ¿por qué están aquí ustedes? Están porque están investigando en el quinto reino, si no, no estarían aquí, ni yo tampoco.

Todos somos, entonces, discípulos de una escuela esotérica, no dándole ningún lugar definido ni en el tiempo ni en el espacio, sino como un estado de conciencia particularizado que intenta llegar a la propia conciencia de la divinidad y, para mí, esto tiene unas consecuencias incalculables dentro del mundo social del momento, en el cual existen, como ustedes saben, ideas anti-éticas y anti… por cuestión de principios separativos.

Es como el fragmento y el fragmento y otro fragmento de aquella vasija enorme de la divinidad, que estuviesen luchando entre sí buscando la conquista del Reino de Dios.

Esto es falso. Solamente tratando de ajustar todas las piezas de este rompecabezas inmenso se puede glosar una totalidad, teniendo la conciencia de que todos estamos realizando una parte de esa totalidad, siempre y cuando no luchemos ni reaccionemos, que es lo que pasa actualmente.

O, si no, fíjense ustedes, en política, en economía, en religión, en filosofía, en todo hay una separación sistemática del hombre y del hombre y, sin embargo, solamente hay un principio a desarrollar, un propósito, un secreto y un objetivo.

El propósito de ser; el secreto, la iniciación; el objetivo, el arquetipo, siendo el arquetipo de la mente, la verdad.

Buscamos la verdad por la mente y con el corazón buscamos la bondad y con el cuerpo tratamos de establecer relaciones armónicas a través de la belleza, o a través de un equilibrio.

Es decir, que todo cuanto estamos investigando es algo actual, no estamos buscando algo hipotético, algo que pertenece a otra esfera, no, estamos hablando desde un punto de vista muy lógico que admite que, si existe una teoría de evolución –y esta existe– no porque la haya dicho Darwin u otros, sino porque se ve, porque sino todavía estaríamos en el mundo de las cavernas.

Estamos en el siglo veinte y tenemos la televisión, los transportes aéreos a gran velocidad; conocemos todas otras cosas, las computadores electrónicas y, naturalmente, tenemos una serie de cosas prácticamente desconocidas en tiempos de Cristo.

Por esto dijo: “Vosotros haréis cosas más grandes que las que Yo he hecho”.

Pero es lógico, Cristo era un hombre lógico, era una mente super-lógica que veía la evolución y, por lo tanto, veía los progresos de la ciencia, del arte, de la cultura de los pueblos y de las personas.

Así que estamos aquí, precisamente, tratando de comprender algo más de lo que conocemos actualmente, no porque lo diga yo, sino porque el contacto es el que favorece la salida del yo inmanente hacia el yo trascendente.

Interlocutora. — Yo quisiera saber sobre esos siete planetas a que se ha referido. ¿Cómo se llaman?

Vicente. — ¡Ah!, ¿astros?

Interlocutora. — Astros sagrados.

Vicente. — Ah! Bueno, sí, mire usted, según la astrología esotérica hay: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Vulcano y Plutón. [Los sagrados pedía ella] No Vulcano, no, y Plutón. [Y Marte también] Marte tampoco.

Pero es que ocupa ahora Vulcano el puesto de Marte y, antes de conocerse estos astros eran el Sol y la Luna; por esto, en astrología esotérica no se tiene en cuenta la Luna en ningún aspecto, porque la Luna es un astro muerto.

Y ¿saben ustedes por qué está muerta la Luna? Porque no tiene sentido de gravitación.

Todo astro en el espacio que no tenga movimiento de rotación es porque carece de kundalini, carece de fuego, entonces, queda permaneciendo estático en el espacio y siempre da la Luna la misma cara, porque no tiene rotación; está muerta, precisamente.

Interlocutora. —Entonces… Plutón tampoco… otro aspecto planetario… Decir si nos servirá para evolucionar…

Vicente. — Bueno, sí, naturalmente, es que la evolución si es permanente y constante, el hecho de estar influenciados por un planeta, es que realmente estamos influenciados por muchos planetas, porque todos los cuerpos tienen un campo magnético, desde el electrón más infinito, o más ínfimo, hasta el Sol más infinito.

Todo tiene su campo magnético. Cuando el campo magnético –el suyo– puede establecer contacto con el aura magnética de un ser, o de un ser, digamos, psicológico, de su alrededor, usted se siente influenciada, usted siente que aquella cosa le ayuda o no le favorece.

Pues bien, dentro del universo existen las mismas reacciones de simpatía y de antipatía, debido a la ley de polaridad hermética –la ley de polaridad–.

Es decir, que unos estamos influenciados por el bien o el mal, pero no depende del astro ni de la persona, depende de nosotros.

Ahí está en lo que fallan muchas personas: “Yo tengo una cuadratura o tengo un trígono de cualquier astro y esto me favorece”.

Yo digo, bueno, también hay un axioma astrológico que dice: “Las estrellas no obligan, aunque te inspiren”, ¿eh?

Nunca te pueden obligar, porque existe aquello que está en nosotros.

Si ya empezamos con una conciencia de fragmento, es que estamos conscientes de que estamos rodeados de una serie de campos magnéticos que nos afectan en bien o en mal.

Ahora bien, si estamos afectados –vamos a ver, es hipotético para mí– por Mercurio, que tiene la exactitud o rapidez mental, de contactos, de inteligencia, porque se le llama –como todos saben– el mensajero de los dioses dentro del universo, Mercurio.

Pero, tiene otras cosas Mercurio que forman parte del esquema kármico de Mercurio, que es el inferior.

Depende de la persona, que del campo magnético de Mercurio si se ha extraído lo bueno y lo malo, así que no culpemos a los propios astros que bastante trabajo tienen, sino que el trabajo, para mí, es nuestro.

Juanita. — Bueno, pues yo pregunto lo que nos ha sugerido Vicente referente al vacío, o sea, que el vacío somos nosotros, porque si nosotros, ya, por intuición, por estudios o por lo que sea, captamos, ya no hay vacío, o sea, que el vacío somos nosotros.

Vicente. — Sí, sí. Desde luego.

Es que, realmente, el término vacío, no es el término de nada.

No existe la nada, existe, siempre, una energía que desconocemos y, ya estamos con la teoría de las dimensiones. Actúan sobre la Tierra actualmente y siempre han actuado fuerzas que desconocemos.

Quizá, el desconocimiento de ciertas fuerzas cósmicas, manifestado a través de ciertas dimensiones desconocidas, es lo que ha engendrado el temor, y el temor ha engendrado la religión, porque el hombre cuando tiene temor tiene que buscar una seguridad, y esa seguridad debe buscarla en cualquier lugar, con tal que se sienta tranquilo.

Ahora bien, si ahora le digo a usted que para llegar a dejar la conciencia de fragmento, debemos dejar todo cuanto se relaciona con el fragmento, o desapegarse de todo cuanto se relaciona con nosotros para poder penetrar en ese aspecto superior y trascendente, entonces, se verá que se produce un vacío en el interior de la persona; pero, ¿quien resiste la soledad de ese vacío?

Otro desafío de la conciencia. Cuando nos falta la mente tenemos temor, de ahí que sea el temor, el que precisamente está creando esta costra del yo, o esta mente entorpecida, incapaz de reaccionar ante la verdad.

Cuando se produce un vacío dentro de mi corazón, ¿qué pasa?, incapaz de resistirlo tengo que ir a la religión o a cualquiera que me consuele cuando estamos en un momento de soledad infinita.

¿Y qué pasará cuando dejemos de actuar de esta manera timorata, cuando suspendamos el temor y nos enfrentemos con el silencio nacido de ese tremendo vacío de conciencia? ¿Qué pasará entonces? Tenemos que investigarlo.

Estamos para investigar el misterio del quinto reino y, según se nos dice, el misterio del quinto reino es un misterio de soledad, por lo tanto, es un misterio de vacío.

¡Quién!, ¡Quién se atreve a este vacío, si cuando nos falta la mente estamos temerosos!

Otra cosa, y si cuando estamos con temor ante cualquier cosa nos supeditamos a la ley del fragmento, a la ley de lo inmediato, de lo inmanente, cuando todo a nuestro alrededor va fallando, nos damos cuenta, precisamente, de la necesidad de que exista un determinismo creador para poder salir audazmente en busca de ese silencio y ampararse en el silencio y volar, como dice el místico: “En las alas de la brisa, para conquistar el misterio de la eternidad”.

Otro desafío de la conciencia es afrontar la soledad, afrontar el misterio, afrontar el silencio.

Realmente el misticismo se conoce solamente de acuerdo con un principio emocional, pero desconocemos el principio que nace de este vacío, que proviene de los altos hemisferios búdicos del Sistema Solar.

Naturalmente, no estamos preparados, tenemos una mente muy capacitada para medir lo inmediato, pero desde el mismo momento que nos apartamos de lo habitual, de lo inmediato, nos surge el temor, la duda y la incertidumbre; y la desesperanza después, porque somos incapaces de movernos con libertad en este vacío que la vida nos está creando.

Por ejemplo, cuando perdemos a un ser querido, ¿qué es lo que ocurre en nosotros?

Se produce un vacío, una soledad, un misterio, y nos causa pavor la soledad y el silencio que provoca la pérdida de un ser querido.

¿Se han preguntado alguna vez por qué sufrimos por la pérdida de un ser querido?

¿No será porque estamos apegados a otro fragmento de una manera muy particularizada y perdemos de vista la totalidad de los fragmentos que constituyen la unidad de la vasija de la cual emanamos un día?

Estos son interrogantes que no voy a desarrollarlos yo, sino que cada uno de ustedes puede ir haciéndolo.

Yo solamente sé que existe un silencio y que ese silencio se va moviendo por grados dentro del corazón y, desde el momento en que el corazón registra ese silencio y es capaz de hacer partícipe a la mente de ese misterio de soledad, entonces, se transforma el individuo en un ente realmente social, no como hasta aquí, que con la conciencia de fragmento todos somos más o menos antisociales.

Interlocutora. — Yo quisiera que nos dijeras el trabajo que se efectúa en los ashramas y quiénes tienen acceso a ellos.

Vicente. — Yo diría que todos tenemos opción, todos tenemos entrada en los ashramas de la Jerarquía.

Ashrama es, si ustedes me permiten, una escuela de misterios en donde se investiga las leyes, principios y normas que rigen el quinto reino de la naturaleza.

Por lo tanto, si tenemos en cuenta lo que dijimos en la conversación anterior, de que un ashrama está constituido por un centro permanente de misterio, que es el Maestro del ashrama, y que existen siete hemisferios ashrámicos o círculos concéntricos, y que cada uno de estos círculos envuelve una cantidad de seres humanos capacitados en orden a merecimientos internos, en orden a su propia evolución,

veremos que, desde el principio, desde el centro de este gran protón central desde donde se irradia la fuerza máxima de la Jerarquía, existen personas capacitadas que, a medida que van ascendiendo, están salvaguardando la identidad de este misterio, y que se va comunicando este misterio de la misma manera que la electricidad de alta tensión se va canalizando por los transformadores, hasta llegar a los seres corrientes que somos nosotros.

Y nosotros, imbuidos por la fuerza del ashrama, podemos inspirar a otras personas, porque tenemos la capacidad de comunicación y, si tenemos la capacidad de comunicación es que podemos establecer vinculaciones de acuerdo con el Reino de Dios.

Por lo tanto, piensen «como si» estuviesen dentro del ashrama, adquieran esta suficiencia, esta seguridad, y se darán cuanta de que no es tan difícil el acceso.

Solamente falta tener devoción a un ideal, de tener mucho amor por los demás y de tener una inteligencia creadora capaz de no circunscribirse solamente al intelecto, capaz de subir por encima del intelecto y que el intelecto se convierta en el campo expresivo de la evolución superior.

Por ejemplo, el hecho de captar, en un momento dado, una idea abstracta o arquetípica, de qué serviría si no tuviesen, si no tuviésemos, un intelecto capacitado para reproducirla…

Entonces, no podemos empezar la casa por el tejado. Hay que formar un intelecto, hay que conocer muchas cosas, pero, cuidado, no apegarse a las cosas.

Hay que crear familia, hay que crear ambiente social, pero, por favor, no hay que apegarse a la familia, no hay que apegarse a ningún departamento social, hay que salir siempre de la rueda de muerte y nacimiento.

Esta gran rueda de Samsâra que nos lleva a vivir y a morir constantemente sin saber el precio de la vida, sin tener una experiencia viva y psicológica de la acción.

Este es el problema otra vez, otro desafío de la conciencia. ¡Ah! Usted.

Interlocutor. — En el proceso del Antakarana, cualquier realización está sujeta a un proceso, de acuerdo a un propósito y a un plan superior, al cual nosotros tenemos que colaborar, más o menos conscientemente. Entonces, el Antakarana también está sujeto a este proceso constructivo, el cual, nosotros podemos impulsar de alguna manera a fin de contactar con lo superior, con la vida superior que sería ya la versión de la Mónada. ¿Es algo así?

Vicente. — Sí, justo.

Pero, como hablamos de lo inmediato, la fuerza, el equilibrio que deben nacer cuando hemos establecido el Antakarana.

Es un hilo sutilísimo de luz que creamos cuando estamos trabajando de esta manera que decimos y va, desde la mente inferior hasta la mente superior, creando dentro del cerebro una zona de “acción libre” –hablando en términos científicos–, creando una aura técnica, un aspecto, digamos, un campo magnético, que permite que vayamos ascendiendo desde ese centro hacia el centro superior.

En el terreno actual este aspecto va, desde el intelecto, simbolizado o sintonizado en el centro Ajna, y conducido por la glándula pituitaria, hasta el centro Sahasrara o, aquel que se manifiesta a través de la glándula pineal.

Mientras estamos meditando, mientras estamos actuando creadoramente, se pone en incandescencia una parte de nosotros en este camino inmenso del sendero que va de la mente inferior a la superior y, al propio tiempo, está invitando al fuego de Kundalini para que ascienda por la columna vertebral.

Es decir, que el Antakarana, no solamente tiene efectos locales, sino que tiene un efecto en todos los centros, los siete centros magnéticos que posee el cuerpo etérico, y al cual nos hemos referido anteriormente cuando hablamos de los siete centros, los chacras, como se les llama en lenguaje hindú.

Entonces, si nosotros trabajamos desde un punto de vista fragmento, mente inferior, buscando la cualidad máxima de unidad, mente superior o el yo trascendente, entonces, sin darnos cuenta, estamos quemando con la fuerza radioactiva del Antakarana, las parcelas del cerebro que se resisten.

De ahí que, en ciertas etapas de la meditación trascendental, tal como debiera ser, existe una quemazón de las células del cerebro, creando vacíos.

Y ahí está el vacío que temen, porque cuando una persona se siente quemada interiormente por el fuego de Kundalini o por el Antakarana, entonces, es cuando retrocede, porque siente enfrentar la realidad.

Ese temor, al cual ya nos hemos referido antes, no es ni más ni menos que el temor que engendra ese vacío al cual no queremos penetrar, ya que el Antakarana… si pudiéramos ver con clarividencia el Antakarana de cada cual, veríamos que está localizado en unos muy arriba y en otros muy abajo, entre lo que va de espacio entre el centro Ajna hasta el centro Sahasrara; o desde el centro del entrecejo hasta el centro coronario.

¿Por qué?, porque la meditación, el yoga, todo cuanto estamos investigando, solamente es una parte de la vida social y el verdadero Antakarana total, es la totalidad de la vida absorbida internamente por nuestros vehículos de recepción mental y transformando esa vida en una pequeña guía de luz del Antakarana.

Así que el Antakarana es la vida que estamos realizando constantemente en aspecto creador y, cuando estamos viviendo creadoramente, es cuando funciona íntegramente el Antakarana y, entonces, como hemos tendido un puente entre la mente concreta y la mente abstracta, ya no hay temor del vacío.

El vacío siempre es la inseguridad que apresta cuando miramos algo sin tener ningún apoyo.

Esto es el Antakarana.

Interlocutor. — Y esta proposición encuentra una respuesta también de lo superior.

Vicente. — Sí, desde luego, es que la mente es lo superior que nos llama, que nos atrae.

Nosotros solamente nos sintonizamos con aquella fuerza y, cuando estamos sintonizados con esta fuerza, es cuando creamos el Antakarana por el cual ascendemos.

Es lo que técnicamente, o místicamente, se llama la Escalera de Jacob.

La Escalera de Jacob que va de la mente concreta a la abstracta, es el Antakarana, pero, existe otro Antakarana para la vida mística, que va desde el corazón, hasta el Coronario, porque hay dos grandes senderos en la vida.

Hay siete rayos pero solamente hay dos grandes senderos.

      • Hay rayos como el primero, el tercero, el quinto y el séptimo, que pertenecen a la línea mental, la que está utilizando el Antakarana del centro Ajna al Coronario;
      • y existe la línea del segundo, del cuarto y del sexto rayo, la línea del corazón o la vida mística, que están siguiendo todas aquellas personas que no son intelectuales, son místicos, precisamente.

Y tiene que haber de todo en la vida, porque, de esta manera, en la profusión de características, existe más compenetración, más comprensión del misterio enorme de la vida.

Interlocutora. — El número siete, del cual estuviste hablando, los nacidos…

Vicente. — No lo sé. No lo sé, esto si que no lo puedo decir.

Puede ser una coincidencia.

De todas maneras, el número siete tiene todas esas repercusiones: como esquema, como dimensión, como espacio, como raza, como yoga, siempre encontramos siete.

Ahora bien, investigar ya sería investigar en la vida privada de una persona que ha nacido en día siete.

Fíjese bien, si usted nació el día dieciséis, también es el siete. Entonces, el siete está por doquier, y si es el veinticinco, también tendrá el siete, que será dos más cinco y, entonces, ya tendríamos que ir a la Cábala.

Si acaso podíamos hablar algún día de esto, pero, no lo veo, vamos, muy interesante, no lo veo…

Interlocutora. — Yo quisiera preguntar sobre el tema que se ha hablado del Antakarana. Hay, este temor, según el grado de evolución, hay más o menos temor en el ser, según el grado de evolución, hay más o menos temor ¿verdad? Según el grado de evolución puede haber tanto temor.

Vicente. — Sí, sí. Naturalmente, el temor es proporcional a la inteligencia creadora.

Y, digamos, inversamente proporcional.

A más inteligencia creadora, menos temor.

Y la audacia es directamente proporcional a la inteligencia creadora.

Y el temor solamente existe cuando no hay comprensión de algo.

Y yo pregunto: si cuando tengo temor me enfrento con el temor, ¿qué pasará?

Yo tengo temor a la oscuridad, por ejemplo –yo no lo tengo, yo–, ¿podemos tener temor a la oscuridad?

Temor, claustrofobia, por ejemplo, un temor a cualquier cosa determinada en la vida, pero, lo admitimos como registro, pero no como una seguridad en nosotros.

No tenemos el determinismo suficiente para enfrentar aquel hecho, el temor.

Porque, si estamos con temor, pero, dejamos que el temor actúe, siempre hablamos y sentimos y actuamos en término de fragmento.

Pero, si cuando tenemos temor enfrentamos el temor, porque en la vida es un problema y, si no se enfrenta el problema, no se puede resolver.

O sea, el temor es un problema que tiene la conciencia psicológica humana; entonces, si decimos, qué pasa con el temor…

Por ejemplo, el otro día estaba hablando con una señorita y le estaba diciendo: ¿usted tiene temor a la oscuridad? Haga una cosa: penetre en la oscuridad y pregunte qué pasa. Pregunte, ¿por qué tengo temor?, pero en la oscuridad, porque al enfrentar la oscuridad es posible que desaparezca el temor.

Y estamos viviendo de fantasmas, esto demuestra ya que tenemos una conciencia de fragmentos; y cuando hablamos del temor pavoroso, por ejemplo, hablamos del temor que enfrenta el discípulo en cierto grado de su evolución, en los últimos tramos del Antakarana, cuando, ya, clavado en la cruz, debe enfrentar el más grande de los vacíos: el vacío en el cual se encuentra suspendido entre el cielo y la tierra, lo cual ha dado origen al sistema rosacruz del cosmos, por ejemplo.

Entonces se puede hablar de un temor que debe ser afrontado para penetrar, ya, en el quinto reino.

Naturalmente, lo superaremos si vamos afrontando el temor, ahora, el temor a la oscuridad, uno, el temor a que mañana no tengo dinero para comprar, temor, el temor a cómo me comportaré, el temor a un examen, el temor a la bomba atómica. El temor a lo que pasará.

Naturalmente, estamos dentro de un círculo de temores y, cuando la conciencia está dentro de un círculo de temores, no puede reaccionar creadoramente.

Solamente reaccionando creadoramente, es decir, quitando de encima todo este conglomerado de temores, es cuando ve la realidad en su clara estela de luz.

Otro desafío de la conciencia: enfrentar el temor y por qué no enfrentamos siempre nuestros temores.

No hay ningún animalito que tenga temor más que cuando está en un cosa que desconoce, todo cuanto conoce no le causa temor.

Pues el hombre reacciona igual que un animalito, perdonen, pero, todos somos en ese caso un poco animalitos, porque todos tenemos temor de algo.

Es esto lo que sabe mal: ¡que dentro de los lindes del cuarto reino exista el temor como lógica!

Se encuentra lógico el temor, el temor de mi enfermedad, el temor de caer enfermo, y estamos enfermos pensando en el temor de estar enfermos.

Si supiéramos la fuerza del temor sobre los órganos físicos, a través de las glándulas endocrinas, veríamos el porqué todavía no se ha podido curar el cáncer, porque el cáncer, como enfermedad vibratoria, depende mucho del estado mental del sujeto, el que sea, y que si existe siempre el temor exagerado, se está creando el virus del cáncer.

Está creando una anomalía en su cuerpo, naturalmente. Pues, entonces, el temor incapacita, no sólo incapacita sino que produce efectos, tal como quisiéramos evitar, produce aquello que no quisiéramos.

Por tanto, la mente libre, desahogada.

Por qué temer, y ¿por qué temer el karma? La persona dice: “es que es mi karma”, bueno, y ¿por qué es su karma? ¡Enfrente el karma!, deje de llevar el peso.

O, “es que tengo esto”, y “tengo lo otro”. No se preocupe, tienes que afrontarlo. Afróntelo, pero, sin temor.

Tenemos que vivir y la vida es afrontar las cosas sin temor. Desde el momento en que afrontamos las cosas con esta seguridad y ese determinismo, el temor desaparece y, entonces, la vida nos soluciona por su propia cuenta, a pesar nuestro, las cosas más graves.

Leonor. — Un momento, de parte de un amigo, que la otra vez hablamos, quería hacer una pregunta sobre esto de la crucifixión. Si es el centro, la crucifixión, representa la muerte de la personalidad pequeña, entonces, hemos de hablar del mundo emocional, o sea, que tenemos que olvidarnos de nosotros mismos para ascender, ¿no? [Sí, claro] Esto es el centro, como los rosacruces [Sí, sí] Hay que hablar mucho de este aspecto, porque el yo pequeño, y el yo superior, muchas personas no comprenden qué es el aspecto emocional. [Exacto] El aspecto emocional, entonces, y aquí están todos los deseos y todos los prejuicios; entonces, para que la persona aprenda a vivir sin las ilusiones pequeñas, se ha de enseñar cómo debe aprender a ser creadora en otro nivel, porque, al dejar un nivel, entonces, viene una zona oscura. Hay que saber enseñar cómo, entonces, al dejar unas cosas, cómo puede, ya, afrontar las otras, porque hay que enseñar que el centro este de la cruz es la muerte de la personalidad, pero, la personalidad… continuamos viviendo, entonces, a través de qué personalidad continuamos viviendo cuando hemos muerto, ya, en la cruz de los deseos.

Vicente. — Hay que cultivar las cosas grandes para llegar en su justo lugar las pequeñas.

Es decir, que, cuando hablamos de la teoría de la cruz, ustedes saben que la cruz no es un símbolo cristiano, es un símbolo cósmico, es el símbolo de las energías, digamos, espirituales, buscando su centro de proyección hacia el infinito; pero es que la persona está de pie y los animales están agachados.

Entonces, fíjense bien, (Vicente dibuja en una pizarra) eso significa siempre la evolución superior, hacia arriba, esto va, señala la evolución inferior, las tendencias instintivas, la mente concreta y la emoción, como decía la señora.

Entonces, para librarse de lo pequeño, hay que cultivar las cosas grandes, lo que estamos diciendo aquí, el «como si», teniendo en cuenta que el animal anda agachado por una razón principal, porque todavía no ha desarrollado el Kundalini, que está en el hombre, que está prolongado, buscando, cuando piense en algo superior están mirando hacia arriba, no mira hacia abajo, como el animal.

Entonces, el símbolo de la cruz, es siempre el punto de intersección, o la rosa, en donde las energías que busca la divinidad se encuentran con las energías humanas.

Entonces, en este punto se produce la fusión.

Entonces, se produce este hecho, que va ascendiendo (señala), dense cuenta, la espiral, hasta crear un punto en el cual, como el humo, que decíamos antes, que al salir de una chimenea de origen, es compacto y denso, conforme va ascendiendo cultivando los grandes valores espirituales, se va identificando con el propio éter del espacio.

Por lo tanto, qué pasará cuando la mente se haya prolongado hasta un punto en el cual ya no tenga nada que retener, ni ser retenido: entonces habrá una fusión, habrá un vacío.

A este vacío se refería mucho Krishnamurti. Ustedes saben qué decía Krishnamurti: este vacío es el que ha de afrontar el hombre.

Pues, entonces, todo se basa, esotéricamente, en la ley de los espacios centrales, en donde se agitan dos brazos en forma de cruz, la espiritual que busca a Dios y la horizontal que busca al hombre, y el hombre participa igualmente de la naturaleza de Dios como de la naturaleza instintiva de los animales, de ahí la necesidad que el hombre es el centro de paso del reino animal al reino superior.

De ahí la importancia de que ahora se le asigne tanta importancia al cuidado de los animales inferiores y, a los animales domésticos, porque, sin darnos cuenta, los estamos preparando para que sean seres humanos.

Pues esto, precisamente, solamente con la lógica más precisa de la mente, estamos trabajando a partir de aquí como punto de enlace, de la misma manera que el cuatro es simbólico, porque el cuarto rayo es el rayo del arte creador.

¿Qué es lo que unifica más al hombre como humanidad? El cuarto rayo del arte, la música, la belleza.

Todo esto es algo fantástico, con sólo dedicarle un poco de atención.

Es decir, que todo cuanto existe en forma de cuatro tiene que ver con la armonía cósmica y, cuando en los grandes anales esotéricos se habla de la cuarta iniciación, se refiere a aquel estado dentro de un ashrama en el cual un individuo está preparado para entrar conscientemente en el quinto reino y, entonces, en este punto, vamos a situarlo aquí (señala), se produce un vacío eterno, del cual no podemos tener noción porque no hemos pasado por ello.

Pero, afrontando los pequeños temores y los pequeños vacíos de la vida cotidiana, quizá algún día sabremos de ese vacío tremendo que va del cuarto reino al quinto, del reino humano al Reino de Dios.

Esto es otro problema.

Y el problema actual es tratar de alcanzar dentro de nuestra propia cruz el punto más elevado, más inmediato al Reino de Dios.

Interlocutora. — Perdona, ¿para qué iniciación está preparado el hombre actualmente, el hombre de la actualidad en la espiritualidad?, ¿La tercera?

Vicente. — Yo diría que la tercera, porque el ser humano está preparándose para el Misterio de la Transfiguración.

¿Cuál es este misterio? La subyugación, el dominio, el control sobre la mente, la emoción y el cuerpo.

¿Se han dado cuenta de cual es el Misterio de la Transfiguración, según el misticismo cristiano?

Cuando Cristo, lleno de luz blanca, está en el Monte Tabor y tiene debajo sus tres discípulos dormidos.

Entonces, la Transfiguración, cuando el hombre… Cristo dramatiza al hombre, lo pongo como un ejemplo porque es básico, si Cristo es la dramatización de la humanidad en cada uno de los misterios del cristianismo, está demostrando esta evolución, este punto de partida y este centro omega hacia el cual tiende toda la humanidad.

Por lo tanto, la Transfiguración es el paso obligado que va a llevar al hombre a sentir dentro de sí el poder sobre sí mismo.

Es decir, que hasta ahora está siendo llevado por su pensamiento, por su emoción y por su conducta.

Cuando está encima del Monte Tabor, en la tercera iniciación, a la cual usted se refiere, entonces, el hombre tiene el poder de dominar sus vehículos, lo cual significa que domina el tercer reino de toda la naturaleza y, al propio tiempo, se prepara para ser consciente en el cuarto y, ya, está dentro del quinto de hecho, siendo el cuarto reino la propiciación para el quinto, de la misma manera que la cuarta iniciación nos lleva a ser Maestros de Compasión y de Sabiduría, tal como nos enseña la sabiduría esotérica.

Es decir que, todo cuanto existe que se nos ha escrito, se nos ha hablado, se nos ha insinuado, lo vemos por doquier, solamente falta abrir bien los ojos y las orejas, oír y ver constantemente, porque no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que aquel que, conscientemente, no quiera ver.

Todo es un desafío constante.

No insistimos en este hecho de que estamos siendo tremendamente desafiados por esta serie de cosas que están pasando por la humanidad, desde hace unos cincuenta años, empezando con el gran avance del tecnicismo, el dominio del espacio y la entrada del hombre hacia una dimensión que desconoce, pero, que ya empieza a triturar su mente y su espíritu, haciéndole ver la raíz de muchas cosas que existen y que desconoce.

Y la ciencia, naturalmente, que solamente quiere comprobar, analizar e investigar, siempre será sobrepasada, trascendida, por el esoterista, porque el esoterista se basa en la Ley de Economía del Cosmos y se basa en la Ley de Analogía o de correspondencia de vibraciones y, si algún hecho existe, es que tiene su causa, o de la Ley Hermética, la Ley de Causa y Efecto.

Desde el momento que hay un efecto, la causa debe de estar también en justa correspondencia, digamos, con este efecto, y entonces crear, digamos, en el sentido de la ley, un punto de unión, un punto de contacto.

Interlocutora. — Es que quería preguntar sobre las cruces…

Vicente. — Yo solamente conozco esta. Sí, hay muchas cruces…

Interlocutora. — No, pero, tenía entendido…

Vicente. — Sí, la de Alejandría, la Cruz de Malta, hay muchas cruces.

Interlocutora. — La cruz mutable, la fija y la cardinal.

Vicente. — Bueno, sí, sí.

Hay la cruz,… la cruz, por ejemplo, si hacemos esto (dibuja en la pizarra) y luego trazamos un hemisferio, tendremos el zodíaco, por ejemplo, y el zodíaco tendrá, doce particiones, pero, siempre estará fija la raíz, es una raíz fija del cielo.

Pero lo demás va siempre oscilando, las constelaciones.

Es decir, que sobre un Sistema Solar, están gravitando constantemente todas las constelaciones siderales, ¿eh?, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, en fin, todas las que ustedes conocen mejor que yo, pero esto, el Sistema Solar, es inmutable.

Por lo tanto, va dando vueltas y todo cuanto existe, incluso la precesión de los equinoccios, se basa en que está siempre fija, y que lo demás va, con movimiento aparente, que es el movimiento que nosotros,… como nos debemos al Sistema Solar, no podemos buscar esta cruz fija en todas las cosas, aunque existe, de hecho.

Leonor. — Es la cruz gamada.

Vicente. — Es la cruz de movimiento, la cruz gamada.

La cruz gamada es la cruz del movimiento en los cielos y, cuando Hitler en Alemania, adquirió como símbolo de su movimiento nacional-socialista, la cruz gamada, le puso las aspas yendo hacia atrás, no hacia adelante.

Ahí está el porqué nunca le fueron bien las cosas, porque la cruz gamada hacia adelante es un símbolo místico de los grandes faraones de Egipto, los grandes sacerdotes y, antes de ellos, ya existía en la Atlántida y, posiblemente en Lemuria, ya existía la cruz gamada, porque es el pie que está avanzando hacia adelante.

Pero, Hitler fue para atrás y así vemos lo que pasó.

Interlocutora. — Y la cardinal, la cruz cardinal.

Vicente.— Es la misma, es que todo se basa en lo mismo.

Pero, como hablamos ahora en un sentido muy esotérico, no astrológico, yo quisiera más discutir el tema astrológico, en lo que conviene al hombre que, partiendo de un punto de vista intelectual, puede ir glosando un conjunto de valores, lo cual significa que, a medida que va glosando este conjunto de valores, su mente va quedando más vacía, más hueca de principios intelectuales y, por lo tanto, con más vacíos para ser llenados por la intuición.

Si ustedes quieren decir que la cruz cardinal es la concreta y la cruz fija en el espacio es el aspecto abstracto, estoy de acuerdo también.

Una está moviéndose constantemente con el hombre, es el karma que actúa sobre el hombre y es el movimiento de la evolución.

Lo demás casi puedo decir que no nos interesa, porque es ir hacia atrás, como fue Hitler.

Yo creo que lo más interesante es que seamos conscientes de cada uno de los momentos que estamos viviendo, no solamente este momento en el cual estamos identificados por una serie de valores y consecuencias éticas, morales, psicológicas, que surgen de la conversación de hoy, sino que, al salir de aquí, continuar con este espíritu de unidad que trasciende la ley del fragmento, del segmento, para ser una realidad viva que pueda manifestarse por doquier.

Y, cuando hablamos de una inteligencia normal, o intelectual, también hablamos de la inteligencia creadora.

Estamos diciendo que la inteligencia está también en un sentido que no es intelectual, la inteligencia, siendo la inteligencia algo que trasciende el intelecto.

Para mí, el intelecto es solamente un aspecto mecánico del hombre, que el hombre puede y debe dominar este aspecto mecánico del intelecto, porque va a producirse una era en la cual las computadoras tomarán el aspecto intelectual o de memoria o de investigación, para ver solamente dentro de una informática de tipo superior, en la cual el hombre solamente buscará cosas nuevas, aquellas cosas nuevas a las que se refieren los tratados bíblicos.

Y las computadoras irán registrando los hechos que iremos investigando; pero, ¿para qué apegarnos a lo que hemos creado ya?

Busquemos otras cosas nuevas y, así, cuando estemos creando cosas nuevas, iremos siendo conscientes de este vacío al cual nos estamos refiriendo constantemente.

Es decir, lo sabemos todo, yo creo que todos sabemos todo lo que estamos diciendo aquí.

No se dicen cosas nuevas, quizá se dicen de otra manera o, quizá, es bonito oír reproducir a otro aquello que yo sé, no para aplaudir porque estoy de acuerdo, sino porque juntos estamos investigando la misma cosa.

Es muy notable la diferencia de estar de acuerdo en un sentido de proselitismo, o estar de acuerdo con todas las cosas porque ves una lógica, ves una ley y un principio autodeterminado que se está realizando en nosotros.

Interlocutora. — O sea, que como se habló de los hombres del espacio, que están investigando el espacio, como símbolo también lo podemos apropiarlo nosotros, que estamos investigando el vacío, o sea, que estamos preparados, ya, para el vacío.

Vicente. — Sí, sí, podemos, sí.

Aunque ya sabe que los símbolos, aunque sean muy perfectos, siempre dejan un vacío.

Porque, fíjese bien, el símbolo, por ejemplo, del triángulo. Estamos cansados de ver el triángulo, y cuando se nos pone, por ejemplo, la imagen de Dios en forma simbólica, se le pone el triángulo con un ojo central, mirando a todas las cosas.

Y se dice: Dios es Uno, siendo el Padre, Dios es Uno siendo el Hijo, Dios es Uno siendo el Espíritu Santo.

Y esto, a nosotros, cuando éramos pequeños no nos cabía en la cabeza que una persona pudiera ser tres al mismo tiempo, pero es fácil de investigar ahora que sabemos que tenemos una mente, que tenemos un cuerpo emocional y que tenemos un cuerpo físico, y que dentro está el yo, que es consciente cuando está pensando, que es consciente cuando está sintiendo y que es consciente cuando está actuando.

Solamente es ver el símbolo en su justa proporción y a nuestro alcance, y no situar el símbolo a alturas inaccesibles donde no podemos llegar.

Realmente, lo más elevado, lo más sublime, debe ser cosa de lo inmediato, cosa concreta que podamos discutir todos de una manera, digamos, muy amable y muy amistosa, como estamos discutiendo las cosas de la familia, por ejemplo.

Interlocutor. — Siempre ha habido una antinomia entre la ciencia y el espíritu durante la vida, comentaban que la ciencia es diabólica, la ciencia es mala, porque el espíritu sólo puede ser conocido por el espíritu y la materia no conocerá nunca el espíritu. Y tal y cual. Y yo me resisto bastante a secundar esta antinomia y, como que toda la energía es intercambiable, todas las energías son intercambiables, de la luz. A partir de la luz se puede hacer sonido, a partir de la audiofrecuencia se puede hacer radiofrecuencia para que pueda ser oída, porque lo que oímos por el altavoz de la radio son vibraciones muy rápidas, muy sutiles, transformadas a unos planos más densos, si no, no lo oiríamos y yo tengo, no sé… la ilusión, digamos, la esperanza, de que la ciencia, antes de que la raza llegue a un término medio de evolución, que pueda ser consciente ya a nivel de masa dentro de las dimensiones ultra físicas, que habrá llegado algún aparatito científico a dar testimonio de las vivencias ultra físicas de cara a la ciencia. Yo creo que algún aparato a partir de la electrónica, que se llegarán a captar energías ultra físicas y hacerlas patentes a nivel físico, antes de que el nivel de la raza, o sea, todos, tengamos unos sentidos internos suficientemente evolucionados para ser conscientes de las dimensiones ultra físicas. Primero llegará al aparatito a darnos testimonios, un testigo fehaciente y patente para que nadie pueda dudar que la dimensión ultra física de la naturaleza no es una cosa subjetiva, de uno que lo vea, otro que no lo vea y así, sino que es una realidad de la cual se puede tener conciencia a nivel de masas. Yo creo que se llegará a inventar algún aparatito que dé testimonio de la dimensión ultra física.

Vicente. — Bueno, la antinomia que citas es por falta de investigación profunda.

Sabemos, por ejemplo, esotéricamente, que el espíritu y la materia son la misma cosa, que difieren en grado de manifestación.

Cuando decimos materia, pues bien, espíritu en su más denso grado de vibración y cuando hablamos de más alto grado de vibración del espíritu y la materia, es el espíritu en su grado más sutil de manifestación.

Es un principio que el esoterismo ha aceptado siempre.

Ahora bien, lo que difiere entre el espíritu y la materia, como este símbolo de la cruz, es que están creando una nebulosa y que en cada uno de esos puntos se puede crear una entidad que llamamos alma, que es la que está tratando de unificar constantemente el espíritu y la materia.

En el caso que nos ocupa, el espíritu está simbolizado, digamos, por el quinto reino, y el esfuerzo que está produciendo la fuerza material está en el cuarto reino.

Por lo tanto, el que está vibrando, la alta frecuencia que va de un sitio al otro, es el alma, la conciencia, la que está investigando, esta que estamos investigando en este momento.

Este aspecto, digamos, trascendente, de la conciencia investigadora, es la que debe producir fusión del cuarto reino y el quinto, si ustedes me permiten, entre el espíritu y la materia, entre la mente y la energía, y la ciencia y la religión, con todo cuanto esto lleva aparejado entre sí, como decía el amigo.

Leonor. — Un inciso, lo que decía ahora el amigo Juan, la cámara Kirlian, a qué nivel la pones, porque lo que dice José, ya es un aparatito este que demuestra…

Vicente. — Sí, bueno, pero la cámara Kirlian está tratando de investigar dentro de la cuarta dimensión, pero, solamente ha abarcado el aspecto periférico de la cuarta dimensión, que es el aspecto etérico.

Ahora sabemos que el campo magnético al que se refiere, tenemos noción de que existe un campo magnético en todas las cosas y que el campo magnético que fue descubierto en el hombre, efectivamente, por la cámara Kirlian, es el cuerpo etérico de los esoteristas, es el doble etérico.

Que está, que vive más el cuerpo, el cuerpo está muerto y continúa proyectada esta fuerza.

Ya es un gran avance científico que se haya podido descubrir de forma objetiva que existe otro cuerpo.

Es el cuerpo de energía, el cuerpo vital, el cuerpo bio-plasmático, tal como la ciencia lo denomina actualmente.

Pues bien, una cámara que no sea la Kirlian, quizá, como la Kirlian, pero otra superior, hará posible que seamos conscientes de los elementos que viven en la cuarta dimensión, y de la quinta y de la sexta y de la séptima, a medida que vayan evolucionando las razas y las subrazas del planeta.

Hay cosas en nuestro mundo que son secretos todavía porque nuestra mente solamente investiga lo inmediato y, a fuerza de investigar en lo inmediato, hemos perdido de vista el objetivo más lejano que es las dimensiones superiores.

Y recién ahora empezamos a investigar científicamente. El esoterista ya ha visto esto anteriormente

Interlocutor. — Desde siempre.

Interlocutora. —… pero es que yo, ahora que hablaba de los astronautas ahí afuera, he recordado yo, que dice que alguno de los astronautas, en realidad cuando han venido después a la Tierra dicen que, inclusive, por la experiencia que han vivido, que algunos hasta se han retirado de… (Corte de sonido)

 

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